El hombre de las narices

Un año más, como cada Nochevieja, el extraño Hombre con tantas narices como días quedan para acabar el año, saldrá de su casa bajo el árbol con su gran abrigo negro para ocultar las narices de su cuerpo. Un año más. Un árbol cuajado de bolas, cuajado de palabras que no llegaron a escucharse y de palabras que nunca debieron haberse escuchado. Bajo ese árbol vive el misterioso hombre de las narices perdiendo una a una cada día del año. Carne de su carne, abandonan su cuerpo para vivir su propia existencia, acabando en el interior de un pan de leña recién hecho o entre las piernas de un amante con el que jugar a devorare como si no hubiese un mañana. Día a día, trozo a trozo, deseo a deseo, en un ciclo que termina cada Nochevieja a las 12 de la noche cuando la última nariz se desprende entre campanadas y risas y sale huyendo en busca de mundos imposibles. Después, el ciclo se repite y vuelven a surgir 365 narices 365 deseos incumplidos que irán desgranándose ...