Bicho raro.

Hoy quiero confesar un secreto. Creí  que podría vivir ocultándolo y seguir llevando una vida normal como si nada pero no puedo más. He decidido asumirlo y hacerlo público.

He buscado en la Wikipedia y en la Frikipedia alguna información sobre el tema pero a día de hoy sigo sin encontrar ni una sola entrada en Internet (estoy pensando en abrir una)  y me he visto obligado a escoger un nombre más o menos adecuado para definirlo: sufro de anorgasmia patriótica. 

No es que sea algo nuevo para mí (yo hice la mili y allí ya sufrí una crisis aguda) pero tampoco le había dado más importancia hasta el día 1 de Octubre cuando al asomarme al balcón de mi casa después de ver y oir por televisión lo que todos vimos y oímos y descubrir los  balcones de mis vecinos cuajaditos de banderas, me sentí como un ciego al que le intentan explicar cómo es Ordesa en otoño  y pensé ¿y si me estoy perdiendo algo?

Como me considero una persona muy racional decido utilizar el método científico:

PASO 1. IDENTIFICACION DEL PROBLEMA

Tras varias vueltas a la perola creo haber encontrado los tres puntos fundamentales que definen el ser un patriota.

1. Se necesita un objeto de culto. Puede servir una paellera o el zapato de tacón de tu Drag favorita. cualquier cosa. Aunque  la mayoría de los patriotas se decantan  por  una bandera. Parece ser que no importa mucho ni los colores ni su disposición pero eso sí,  a ser posible, debe tener colores estridentes y en combinación tal que nunca sería elegida en un desfile de moda a no ser con otra intención que dar la nota. La bandera ha de estar por encima de todo lo demás. Hay que rendirle culto, tributo e incluso sacrificios de sangre si así lo exigiera la ocasión.

2. Hay que gritar. Pero gritar mucho. No importa si verbalmente o en papel pero hay que gritar. Tampoco importa ni el idioma ni lo que se diga. El ritual consiste en gritar más que el otro y debe sonar a ladrido perruno pero no un ladrido cualquiera. Debe ser un ladrido lleno de rabia y de odio.

3. Por último se necesita alguien en frente al que gritar. Hay que odiarlo y odiarlo de verdad hasta desear empalarlo en la plaza del pueblo, quemarlo en la hoguera o para los más remilgados,  puede ser suficiente también, cualquier otro tipo de violencia física o verbal: un escupitajo, o un tontolaba dicho con rabia puede servir.

PASO 2. FASE DE ENSAYOS CLINICOS.

Una vez identificado mi problema  me planteo autosometerme a un tratamiento de varios días asumiendo voluntariamente todos los riesgos del mismo.

Día 1 de tratamiento. El pseudo-referendum

Comienzo con una dosis baja. Me preparo un Jim beam  y me envuelvo en una bandera que he conseguido en los chinos (en los chinos de mi barrio puede conseguirse de casi todo  pero ¡que áspera es la jodía!).  Rebobino las imagines de un caballo de Troya decorado con Silvestre y Piolín cargado de policías.

Veo a la gente en un juego de corre corre que te pillo, urnas metidas en bolsas de basura por los suelos y el recuento  posterior en una iglesia en mitad de una misa en catalán.

Si no fuese por los porrazos, empujones y patadas me entrarían ganas de reír pero no puede evitar ponerme del lado el más débil, de la gente de a pie,  y me emociona su voluntad de defender el derecho a expresarse  aunque sea metiendo una papeleta fotocopiada en una caja de plástico (otra vez de los chinos) a sabiendas que no habrá un reconocimiento legal (no puede haberlo en estas condiciones) enfrentándose a la policía con una resolución imparable como Héroes anónimos de andar por casa, con su sí o con su no y vuelvo a cambiar de bando, indignado, con  las imágenes de ese colegio donde unos  críos son puestos en evidencia por sus ¿profesores? por ser hijos de guardia civiles o porque simplemente sus padres no votaron.

Craso error. Un patriota nunca debe recular ante el enemigo y debe de tener claro la línea de separación entre el blanco y el negro sin matices. El patriota es el bueno. El de enfrente no. Así, nunca llegaré al orgasmo patriótico.

Día 2 de tratamiento. Los wassap

Aumento la dosis.  Descubro con falso estupor (ya lo imaginaba) la facilidad con que se trasmiten bulos, falsas imágenes y medias verdades en este mundo digital y es que el patriota debe vivir una realidad sin fisuras y si es necesario la inventa o la reinventa. Debe mentir si procede, debe ser parcial y no solo eso: Debe creerse sus mentiras

Nota : un patriota es una foto fija de encuadre cerrado enfocando siempre el mismo paisaje, a la misma hora y en la misma época del año y a mí que me gustan los paisajes abiertos,  la foto siempre se me queda pequeña y  pienso que lo mejor se me queda fuera del encuadre. Empiezo a pensar que no lo conseguiré.

Día 3 de tratamiento: Los discursos de reyes y virreyes 

Adopto una aptitud solemne en el sofá de mi salón como imagino debe corresponder a la de un súbdito respetuoso con su rey pero enseguida pierdo interés y se me olvida aplaudir fervorosamente como tenía previsto. El discurso me deja más frío que a un muerto y no dejo de pensar en uno de esos libros de autoayuda donde suele hacerse referencia al lenguaje corporal y al movimiento de las manos como gesto de reafirmación. Lo que alguien debió explicar a su majestad es que si te pasas con la manita terminas  pareciendo a un gato  de la suerte de los chinos (otra vez ellos). Pienso también en Maria Antonieta peo eso mejor me lo callo. 

Con la legalidad como único argumento, él que procede de una monarquía para la que hubo que inventarse una constitución a medida para investirla de legalidad.

Flash back:  el Moisés de Mel Brooks en La loca historia del mundo (1981), que baja del monte Sinaí con tres Tablas de la Ley y 15 Mandamientos divinos pero, cuando una se le cae y se rompe contra el suelo, no tiene ningún inconveniente en hablar sólo de los Diez Mandamientos. 

Nota: Las leyes están para reescribirlas.

Y digiero, no sin esfuerzo, el órdago de Puigdemont  con esa cara de niño violado por su director espiritual, arrastrando a un pueblo al borde del precipicio. El, representante de un partido apoyado desde siempre por la burguesía catalana y que tuvo que saber desde el principio que las fuerzas económicas no le seguirían. Pero eso a un patriota no le importa. El patriota siempre tiene una misión divina que cumplir y un lugar en la historia que conquistar.

Y el discurso de los otros, el geriátrico del PSOE pidiendo a Pedro Sanchez firmeza y apoyo a la intervención. El niño chivato de la clase  Albert Rivera a vueltas con la aplicación del 155, Rajoy desde su trinchera de silencio, como tío Gilito, recontando el aumento de votos que esto le va a suponer

Y la gente que sigue pidiendo sangre, Intervención, Independencia. Se les ve disfrutar con esto estoy seguro que todos ellos viven una erección permanente un orgasmo patriótico al que yo sigo sin conseguir llegar. 

Día 4 de tratamiento. El discurso de Gustavo Alcalde

Esta vez echo el resto. Para la ocasión me he preparado el discurso de Gustavo Alcalde en el homenaje a la guardia civil en Zaragoza donde hasta el comandante del cuerpo apelaba a la tranquilidad de la gente mientras Gustavin, delegado del gobierno en Aragón, invocaba al toro hispano 

Para la coreografía había dispuesto colocarme una bandera de un país neutral como Zimbawe en el culo que además resulta muy vistosa pero la imagen me resulta un tanto indigna

y decido en vez,  colocarme desnudo a cuatro patas en el salón de mi casa ladrando sin parar con toda la fuerza que me permiten los pulmones mientras Gustavin repite su arenga  a la multitud  en la mejor interpretación que he visto de Saruman arengando a sus orcos  en el señor de los anillos.

Nala me mira curiosa y asombrada ladea la cabeza. Después pierde interés y comienza a chuparse el chirri.

Nota: un patriota tampoco hubiese dicho esto.

PASO 3. CONCLUSIONES Y RESULTADOS

Ante la ausencia de resultados concluyentes decido interrumpir el tratamiento y dar el experimento por concluido asumiendo que soy un bicho raro con un síndrome incurable de anorgasmia patriótica.

Nala, mi perra, me empuja con la pata y me recuerda que es su hora de paseo. Estos días está un poco alterada por el celo. Bien pensado su celo se parece a lo del orgasmo patriótico menos mal que solo dura un par de semanas al año.