El mundo irracional de π



Si preguntas por π, después de mirarte como si vinieses de Ganimedes, en el mejor de los casos, te dirán que su valor es 3.1416 como nos hicieron memorizar de pequeños pero lo cierto es que nadie puede decir su valor exacto porque es un número irracional.



Es decir, no puede representarse en la recta numérica, ni expresarse como fracción de otros dos números como ocurre con los números decimales, lo que no deja de ser una incoherencia ya que π se define como el resultado de la división entre la longitud y el diámetro de cualquier circunferencia.


Sea cual sea la circunferencia del Universo que uno escoja, aparece esa conexión inevitable sin poder hacer nada para cambiarla: Desde el círculo del fondo del vaso vacío del borracho al de las monedas de la propina del camarero. Desde el ombligo del deseo, a las lágrimas del amante despechado. Desde la pupila de la víctima a la de su asesino, esta conexión es inevitable y como caras de una misma realidad, nos une a todos: 


Une a las personas que vocean su letanía de insultos, como las infinitas cifras decimales de π, sembrando semillas de intolerancia allí por donde pasan. 


A las personas que como en el caso de las cifras de π no parecen responder a ningún patrón lógico. Aparentando normalidad y seguramente víctimas de su propia existencia, alumbran pensamientos cada vez más oscuros y emiten gritos sordos que nadie escucha.  Personas potencialmente peligrosas, también para sí mismas, que terminan provocando un daño irreparable en los que les rodean para terminar tocando fondo. Bichos raros. Quimeras. Proyectos fallidos de una vida sin metas.  


A las víctimas, siempre inocentes, que terminan inevitablemente utilizadas por intereses partidistas o como material con el que iluminar el espectáculo de las grandes pantallas y de debates televisivos en programas prime-time para pasar luego al olvido, como todos los decimales de π a partir del cuarto


Aunque me cuesta, quiero creer la gente es bienintencionada. Quiero creer también, que la finalidad de cualquier condena debería ser la reinserción pero me temo que hay casos que como π no se ajustan ni a las reglas ni a las normas que rigen al resto y no sé qué pensar convencido de que algo no funcionar . Me viene a la cabeza el chicle comentando que en unos años estará en la calle o al maltratador que acumulaba condenas y órdenes de alejamiento y terminó con su expareja a la salida del colegio donde había ido a recoger a sus hijos y se me revuelven las tripas .


Si la hay, no sé cuál debería ser la solución y me quedo mudo y enrocado en una no-acción, observando un mundo que no entiendo, convencido de que cualquier intento de cambio nace condenado al fracaso porque el ser humano, es ante todo, como π, esencialmente irracional.

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