El día de la marmota.

Corría  el año 1977. El cuerpo del dictador aun casi caliente. Caliente no, que siempre fue muy frío, como de sangre de lagarto. Yo pienso que las noches con Carmencita debían ser igual de tórridas que las tardes en su despacho firmando sentencias (también de muerte) distribuyendo justicia divina que para eso había sido elegido como salvador  y organizador de la santa cruzada. Caudillo de España por la gracia de Dios ponía en las ya olvidadas pesetas con las que pagábamos el cine las tardes de domingo después de la misa mayor y comprábamos aquellos soldaditos de colores de apenas dos centímetros de alto y los polos de hielo entre pasodobles y kaiku de vainilla en la terraza de aquel bar cuyo mostrador enormemente alto se me hacia inalcanzable.

El caso es que había por aquel entonces una revista que se llamaba el Papus que la wikipedia que todo lo sabe (y lo que no sabe o no existe o se lo inventa) define como "un semanario satírico publicado en España que hacía gala de un humor novedoso y duro, lenguaje descarado, directo y valiente y una estética gráfica informal, dibujo basto y texto abigarrado que fue calificada de feista".

El 20 de septiembre de 1977 el grupo armado Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista) del que sobra decir su ideología, atentó con explosivo contra la sede de la revista provocando la muerte del conserje Joan Peñalver y 17 heridos. No había redes sociales entonces, ni ISIS, ni  frases del tipo Je suis Charlie como en el atentado de  Charlie Hebdo en Paris el 7 de enero de 2015 pero casi fueron gemelos.



Pues bién, el 15/10/1977 (¡¡¡hace 40 años!!!) el Papus publicó una viñeta que bien podía haber salido ayer mismo, sin ir más lejos de la imprenta.

Y es que ya no se inauguran pantanos (aunque siguen planeando como oscuro presagio por muchos pueblos y valles del Pirinéo) pero sí aeropuertos fantasmas y hace muy poco Susana Diaz un hospital en  la Serranía de Ronda donde los pacientes tienen que ser trasladados en ambulancia desde la planta baja hasta las otras del edificio, ya que los ascensores no cuentan con espacio suficiente para una cama o una camilla. 

Condenados a repetir nuestra historia como en el día de la marmota una y otra vez error tras error. Sísifo subiendo la piedra a lo alto de la colina para volverla a dejar caer, una y otra vez y otra vez y otra vez...

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