Entradas

Elegía a mi SJRC F11 PRO

Imagen
  Ojos del Jiloca en Monreal del Campo (Teruel) Siempre quisiste volar más alto y más lejos que yo. Tú me invitabas a escapar de mis miedos, flotando ingrávido hasta rozar las nubes, fundiendo tu cuerpo gris con el azul del cielo. Fue una tarde de otoño, con los caminos ya cubiertos por un velo de hojarasca, entre árboles amarillos, ocres y naranjas, junto a las aguas quietas y cristalinas de los Ojos del Jiloca, en Monreal. Tú te elevaste apenas un par de metros y te precipitaste después, rompiendo el reflejo del cielo azul en el espejo del agua. Sin apenas ruido, te posaste en el fondo, entre las algas y un lecho de limo amarillo por el sol, y desde allí, con tus luces blancas parpadeantes, me diste el último adiós. Nos conocimos el día que yo pasaba página sobre mi vida laboral, cuando mi compañero, en nombre de los demás, me entregaba un paquete que yo confundí con un estuche de esos de tres botellas de vino. ¡Y qué sorpresa! Yo, que siempre había imaginado cómo sería ver el mu...

La última ballena franca del Cantábrico.

Imagen
Puerto de San Xiao de Nois. Lugo Situado en la Mariña Lucense, San Xiao de Nois es una parroquia del municipio de Foz, con un pequeño puerto que no es como los demás. Sin apenas barcas, sin marineros y sin ballenas, apenas una hendidura hecha por el mar en la roca, donde hoy algunas casas se amontonan, decadentes y absurdas. Fue en un frío amanecer de otoño, en pleno siglo XII, cuando los vigías de los acantilados de Nois avistaron una enorme sombra sobre la superficie del agua, rompiendo la línea del horizonte con un chorro de vapor, antes de sumergirse de nuevo y dejar tras de sí una gran estela de espuma blanca. — ¡Allí está! ¡Allí está! —gritaban los vigías, señalando al horizonte. No era la ballena fantasma gigante que brillaba con luz propia durante la noche y desaparecía al amanecer, de la que los ancianos de Nois contaban que era el espíritu protector de los balleneros muertos. Esta era una ballena franca real, con sus más de quince metros de longitud y unas setenta tonel...

Hécuba. La perra que aullaba a la Libertad.

Imagen
  La estrategia de la hambruna del fotógrafo palestino Mahmoud Issa. Serie ganadora del XXVIII premio internacional de fotografía humanitaria Luis Valtueña que anualmente concede la ONG Médicos del Mundo. Hubo un tiempo en el que, al amanecer, la noche se desmenuzaba en una paleta de colores rojos, violetas y amarillos y el viento traía aromas de los campos de frutales y de la espuma salada del mar y los murmullos de vida de la ciudad, que se desperezaba con el canto de los almuecines convocando a la primera oración del día. Después, todo cambió y se tornó amenazante. El cielo oscurecido por el humo y el denso olor a muerte, a miedo y a miseria lo impregnó todo. Días oscuros y noches aún más oscuras y silenciosas, salvo por el resplandor de los misiles y el sonido de las bombas y el murmullo de los rezos de los viejos y el lloriqueo aterrorizado de los niños.(1) Es la misma historia atroz de siempre, repetida una y otra vez desde el principio de los tiempos. Esta es la historia de ...

El Monstruo del río

Imagen
Desde que tengo memoria, siempre existió su leyenda. El monstruo del río pertenece a una de esas  razas antiguas y poderosas, anterior a que ningún ser humano pisase estas  tierras. Vive en su cueva grande y húmeda, custodiando un tesoro milenario. Es un excelente nadador, al que le gusta bucear en los pozos más profundos del rio, junto al puente, sorteando los remolinos, donde siempre nos dijeron que era peligroso acercarse. Posee una piel cubierta de escamas plateadas  que se endurecen con los siglos y le hacen inmune a cualquier tipo de proyectil. Es astuto, inteligente, con los sentidos agudizados y siempre alerta, lo que le permite  detectar incluso seres invisibles y escuchar hasta el más mínimo sonido en kilómetros a la  redonda. Aunque no suele ser violento, puede atacar con su aliento mortífero y escupir veneno al que es i nmune; o pateando con sus garras, dando dentelladas con sus colmillos o fuertes golpes con su enorme cola poderosa. Con su poderoso ...

Leyendas de mi pueblo: La seña Pichiricha.

Imagen
Pues sí, amigos, en Marcilla también hubo una bruja, o al menos eso me conto mi madre, que tampoco es que fuese mucho de fiar en lo que se refiere a contar historias. A mí me engañaba una sí y otra también. Como cuando a punto de parir la Rabalera, nuestra yegua percherón para los trabajos en el campo, le pregunté: - Mama, ¿Por dónde nace el potro? Y ella, por no entrar en materia, considerando que aún no era el momento, que por entonces, había una edad para todo, desde llevar pantalones largos a conocer ciertos entresijos anatómicos, me contestó: - Por la oreja. Y allí que me dejó en silencio y con un tole tole de cómo coño podía un potro abrirse camino desde la tripa a la oreja y por cual de ellas saldría ¿la derecha o la izquierda?.  El caso es que, en una de esas tardes, entre la cena y antes de irme a dormir enterrado  bajo una docena de mantas y con una bolsa de agua caliente en los pies (la calefacción  era una entelequia en aquellos tiempos, como los móviles o la ...

Leyendas de mi pueblo: En tiempos del cólera.

Imagen
  El año de 1834 comenzó con un temporal de frio y nieve, tan intenso, que congeló el rio Aragón durante al menos 15 días. La guerra carlista seguía su curso. La consiguiente escasez de todo tipo de productos, las reservas mermadas de grano y alimentos, el aumento de impuestos y contribuciones y la falta de posibilidad de un jornal para poder subsistir, aumentó el hambre y la miseria, que ya venían de lejos, a las que se unió al final del verano de ese mismo año la epidemia de cólera morbo que ya había asolado todos los pueblos de la zona. Corella, Cintruénigo y Fitero fueron, en Navarra, los primeros en caer ante la epidemia. Tudela registró su primer caso el 23 de agosto, a pesar de haber cortado las comunicaciones con Aragón cuando llego la noticia de que Zaragoza había sido presa de la epidemia. Le siguieron Buñuel, Cabanillas y a primeros de septiembre, todos los pueblos cercanos a Tudela por el sur estaban contagiados.  Arguedas dispuso 19 hombres armados en los vados po...

Leyendas de mi pueblo: El castillo de los moros

Imagen
  En la última guerra carlista entre 1873 y 1876, las vías férreas estuvieron en el punto de mira durante el conflicto. El ferrocarril, que estaba en sus inicios, era el método más rápido y eficaz para desplazar armas y soldados y las voladuras de puentes y vías, incendios de estaciones y asaltos a los trenes estaban a la orden del día. Para prevenirlos, el Gobierno de la República primero, y la Monarquía de Alfonso XII después, ordenaron la construcción de fortificaciones por la Ribera de Navarra en Castejón, Tudela, Marcilla… Todos estos torreones, son parecidos: de ladrillo, hexagonales, tejado a seis aguas, aspilleras para la fusilería, alguna ventana y rematados con almenas triangulares. En el interior, dos plantas comunicadas por una escalera de caracol en torno a una columna central metálica. En el caso de la torre de fusileros de Marcilla, construida en lo alto de una loma próxima a la vía del tren y al puente sobre el río Aragón, presenta, además, restos de lo que de...