Garrapinillos. Crónica negra de un colmillo de mamut


Mariano, Lleva años trabajando en la gravera Zamoray de Garrapinillos. La gravilla avanza sobre la cinta transportadora, como siempre, pero esa tarde, algo llamó su atención. Para la maquinaria y se hace un silencio profundo, como si el mundo se detuviese  y allí, erguido con un extraño resplandor blanquecino, esta el colmillo de mamut, rasgando el azul del cielo del atardecer, como un tótem  ritual,  liberando la furia de todos los dioses antiguos. Después, comenzaron las pesadillas. Una y otra vez el colmillo  penetrando en los cuerpos desechos sin vida de sus víctimas como un sacrificio sangriento y antiguo. Aquel colmillo se había convertido en su obsesión hasta terminar tatuándoselo sobre su tobillo izquierdo, ensangrentado como en sus pesadillas.

Fue por aquel entonces, cuando, como una plaga bíblica, comenzaron a llegar los americanos por los alrededores de la base y con ellos sus excesos, las peleas, borracheras, los detenidos…Mientras,  prostíbulos como El Madrazo, hacían su agosto convirtiéndose en epicentro  de sus juergas. Mariano, tuvo un mal presentimiento y no terminaba de acostumbrarse a aquellos tiarrones sacados de una película de la Metro. Pero guardaba silencio. Incluso tras la muerte de Fina, la pobre chica del pueblo, casi una niña acuchillada a manos de un oficial de raza negra. Y también en silencio, recuerda con tristeza, su entierro, la rabia contenida de la gente y la ausencia de soldados por evitar jarana, o seguramente porque les importaba un bledo. 


Unos años más tarde, volvieron las pesadillas, los presentimientos, como si el colmillo pidiera más sangre, y cuando Mariano andaba de operario del servicio de riegos, tras otra noche de insomnio y sudores fríos, tropezó en aquella acequia con el  cuerpo descompuesto de 'el Manitas',  un camello toxicómano, con SIDA  terminal en libertad condicional. Llevaba la ropa puesta y botas militares. Fué Alfredo, “la Máquina”, un sicario argentino, que se había hospedado la noche anterior en el hotel del pueblo quien estuvo con "el manitas" hasta muy tarde, y lo llevó desde el club de alterne donde dieron por terminada la juerga hasta su casa. Allí, lo torturó durante horas, hasta sonsacarle dónde guardaba los objetos de valor.  El colgante de colmillo de marfil de “la Máquina”, fue lo último que vio "el manitas"  cuando con los pies destrozados por los golpes, le puso de rodillas para darle un único tiro de gracia, que entró por la nuca y salió por la frente, y arrojado poco después a la acequia donde Mariano lo encontró meses mas tarde.


Han pasado ya algunos años. Amanece y la ciudad comienza a despertar. En el muelle de carga de las instalaciones de ADIF de Garrapinillos, entre el trajín constante de los mercancías, los trabajadores se mueven con prudencia entre las vías. Un objeto ha llamado su atención y al acercarse, descubren un pie izquierdo seccionado de su pierna, seguramente hace ya meses. Los perros de la Guardia Civil rastrean sin éxito la zona en busca de  un cadáver. Nadie sabe de dónde ha salido ni a quién pertenece, sólo se sabe que alguien lo ha 'perdido'. De momento, el pie ha sido trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón, donde se guarda en una de sus neveras hasta que se identifique a su propietario. A pesar de su avanzado estado de putrefacción aún es posible distinguir restos de un pequeño tatuaje sobre el tobillo.

El colmillo de mamut de Garrapinillos sigue en el museo de Zaragoza y hay quien dice que alguna noche lo han visto brillar con un extraño resplandor que te para los pulsos y te hiela la sangre. Incluso hay quien se atreve a afirmar, en voz baja,  que lo han visto sangrar. Mariano, sigue en paradero desconocido desde la tarde que se marchó en pijama, y zapatillas del Neuropsiquiátrico de Garrapinillos, donde estaba ingresado por depresión y nunca se ha vuelto a saber nada más de él.

Comentarios

  1. Hay que ver cómo manejas la intriga y cómo a partir de un personaje creas esas historias que lo tienen o como espectador o como protagonista. Muy bueno el final...¿qué habrá sido de Mariano?

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