Mar de dolor


De nada sirve sembrar las fronteras de alambradas, ni levantar muros tan altos que acaricien las nubes porque una y otra vez, se impondrá lo inevitable y la necesidad de “los otros” de huir de miserias y muerte, encontrará la forma de saltar todas las barreras, como la marea que se lleva por delante la muralla de arena que protege el castillo del niño en la playa, (la imagen no es mía).

No está mal preguntarse el porqué miles de personas se la juegan, a cambio de todo lo que tienen, y se lanzan al mar aferrados a una balsa imposible, en un viaje sin retorno con la esperanza idealizada y mitificada de una Europa hospitalaria y rica como único equipaje. 

La respuesta será la misma con pocas variaciones: Atrás dejan sus países surgidos de la descolonización, trazados a escuadra y cartabón, sin tener en cuenta ni etnias ni culturas diferentes, que no han conseguido consolidarse como naciones ni crear las condiciones para una vida digna; porque tras ese colonialismo “físico” han sufrido otras formas de control, más sutiles pero igual de sangrantes, que les impiden realizarse como naciones libres.

A esto hay que sumar la implicación de nuestros gobiernos en todos los conflictos bélicos recientes, sujetando con una mano el colorido paraguas de la defensa de la libertad y la democracia, mientras tiende la otra, cargada con todo tipo de armamento, a países totalitarios, donde los derechos humanos y el respeto a las minorías son como el papel de váter mojado en el suelo del baño de cualquier antro de fin de semana.

Mirar hacia otro lado para no ver el problema que nosotros mismos hemos provocado no es ético.

En nada ayuda políticos y medios empeñados en magnificar el problema llenando páginas de medias verdades que buscan sembrar el miedo y el odio hacia refugiados y emigrantes que se convierten, por arte de birlibirloque, en origen y causa de todos los problemas, en amenaza de nuestra civilización y en diana a la que dirigimos los dardos de todos nuestro cabreos.

Vaya como ejemplo el artículo que leí en internet ¿Qué está ocurriendo en Zaragoza? publicado el 6 de Agosto de 2019 por Álvaro Sierra:

En los últimos meses no dejan de sucederse un conjunto de noticias que sacuden a la opinión pública con cierto alarmismoUn día se informa de múltiples robos con una violencia extrema en el centro de Zaragoza por parte de menas -o inmigrantes adultos-, otro día es un asesinato a sangre fría en el barrio de Movera, o un apuñalamiento en la céntrica calle José María Lacarra a plena luz del día. 
Cada mes -desde entonces- se conoce el hallazgo de cadáveres a la deriva en el río Ebro por circunstancias varias. Sin olvidar el asesinato de odio a manos del okupa Rodrigo Lanza al zaragozano de los tirantes de la bandera de España, Víctor Laínez.
Algo no funciona. La criminalidad en la ciudad está repuntando generando alarmismo en los vecinos de Zaragoza. La última detención de 14 inmigrantes, seis de ellos menas, por el uso de la violencia extrema para perpetrar robos de madrugada, e incluso con el uso de la peligrosa maniobra del ‘mata león’ genera incertidumbre. Y alguien debería dar respuestas para tranquilizar, o para actuar con contundencia”.

Tengo que decir que mi experiencia personal, en los casi 40 años que llevo viviendo en esta ciudad, es que toda la violencia que mi familia y yo hemos sufrido ha sido, a saber, A) la vez que me asaltaron yendo a la facultad, recién llegado del pueblo y tan pardillo debieron verme, que me dejaron perras para el bus de vuelta. B) cuando a un amigo un poco pijo de mi hijo le robaron sus zapatillas de marca y C) cuando me robaron la bici en mi propia plaza de garaje donde la había dejado apoyada a la vista y sin candado (putos vecinos). Como dato, en ninguno de los casos estuvo implicado ningún emigrante ni fueron noticia en el periódico.

Yo no tengo ni conozco la solución. Desde luego, no lo es ni sembrar el miedo ni mirar hacia otro lado mientras el Mediterráneo se convierte en el río Aqueronte (mar del dolor) del inframundo griego lleno de cadáveres y almas esperando cruzar sus aguas donde todo se hundía, salvo la barca de Caronte, que accedía a pasar las almas a cambio de unas monedas. 


Pero, tal vez, lo primero que deberíamos hacer es un ejercicio de reflexión cada vez que nos llegue una información sobre migrantes y así poder mirar con otros ojos a las personas que buscan refugio por estas tierras porque saber y reflexionar nunca es peligroso: lo peligroso es ignorar y creer a pies juntillas todo lo que nos dicen.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Diosa Madre y las Vírgenes de Agosto

Del Amor y el Desamor.

Insignificantemente grande