La reina mora(*) de Siresa y otras cosas que me contaron


Monasterio de Siresa

(*) mora con sentido de algo diferente, desconocido

La reina mora era un monstruo femenino devastadoramente bello, con torso de mujer, temibles ojos oscuros y un cuerpo de serpiente de tonalidades deslumbrantes con brillos de todos los colores del arco iris y llena de escamas como lunas plateadas que, al compás de su respiración, se apagaban y brillaban. 

Entre sus muchos poderes, se decía que podía separar su espíritu de su cuerpo para sobrevolar la tierra como un águila y predecir el futuro. Que dominaba el arte de la brujería y el encantamiento haciendo invisibles a las mujeres o nublando la mente de los hombres y que sabía preparar pociones unas veces curativas y otras mortales y que podía cambiar de forma, desprendiéndose de su piel de serpiente y moverse bajo forma de una mujer joven y hermosa que seducía a los caminantes antes de devorarlos.

Dolmen en la selva de Oza

Habitaba en una cueva en lo profundo de la selva de Oza, rodeada de inmensas riquezas y alejada de las gentes del valle, que la evitaban y solo hablaban de ella en susurros y acudían a ella únicamente bajo imperiosa necesidad. 

Bosque de la corona de los muertos (Selva de Oza)

Había por aquel entonces un pastor en el valle que frecuentaba la zona, sin saber siquiera de su existencia hasta que un día en que se desató una enorme tormenta que dispersó al ganado, asustado del retumbar de truenos y el resplandor de los rayos. Andaba buscando las ovejas perdidas entre riscos y bosques, cuando vio un resplandor que salía del fondo de una cueva y escondido tras unas matas de boj, observó a la hermosa ninfa/monstruo peinándose frente a un espejo dorado, cuando reparó, entre todas las riquezas esparcidas por el suelo de la cueva, en un cáliz de poderes mágicos que no era otro que el Santo Grial 
Santo Glial de Vañencia que al parecer paso por Sresa y Sam Juam de la Peña entre otros lugares

y con más astucia que seso, y el suficiente sexo como para avergonzar a las viejas de cualquier Akelarre, consiguió robar aquella pieza y salir corriendo, justo en el momento en que la reina mora al girar su espejo lo descubrió y comenzó a perseguirlo derribando árboles y arrastrando piedras a su paso con su cola de serpiente.
 
anticlinal colgado del castillo de Acher


Casi sin aliento, el pastor llegó a las puertas del monasterio de Siresa, y allí se encomendó a San Pedro quien, al oírlo, abrió el portón de la iglesia, volviéndola a cerrar justo cuando la reina mora estaba a punto de entrar en ella. Le propinó un enorme cabezazo, que aún la enfureció más y comenzó a dar terribles coletazos en la puerta pero al tocar su cola las piedras sagradas de la iglesia, la propia reina mora comenzó a convertirse en piedra y aún hoy puede verse un resto de su cola en las bancadas de la entrada. Se dice que, si te sientas sobre ella, es posible que tú también termines convertido en piedra. 

Bancada de la Iglesia del monasterio de San Pedro de Siresa

La serpiente siempre ha ocupado un lugar destacado en el imaginario simbólico de todas las civilizaciones: como espiral, símbolo de eternidad, del tiempo y de sus ciclos; Un símbolo de la Tierra y sus energías. La madre de todo cuanto se mueve y sus movimientos, un símbolo de las pasiones humanas. La serpiente que muda de piel para volver a Ser, es un símbolo de regeneración e inmortalidad y como muchos símbolos primitivos posee ese doble carácter de luz y oscuridad, como el veneno y su antídoto. 

Virgen de Siresa
Es en la Edad Media cuando se refuerzan las connotaciones negativas de la serpiente con su representación como la encarnación del Diablo o como la ramera del Apocalipsis identificada como una serpiente, símbolo de la sexualidad maléfica que culmina, siglos después, en la iconografía del pie de la Virgen aplastando la cabeza del reptil. 
Retablo de Siresa: se cuenta en los evangelios apócrifos que estando en Efeso,
a Juan le ofrecieron una copa de vino envenenada y antes de beberla
 el veneno salio de la copa en forma de serpientes
En la leyenda de la reina mora se sugiere cómo el papel de la mujer, sacerdotisa y sabia, la Diosa blanca de las sociedades arcaicas, fue suplantada por una cultura patriarcal, donde héroes como el Pastor de Siresa destruyen la identidad femenina transgresora, categorizándola como monstruo cuyo única finalidad es fastidiar al héroe para hacerle fallar, deslegitimándola así como mujer poderosa y excluyéndola del ámbito público y de los círculos de poder. 
Cristo de Siresa. Oculto y enterrado desde la invasión francesa fue encontrado
 por un obrero en las obras de rehabilitación del monasterio con gran susto y sorpresa

La mujer serpiente simboliza el miedo a lo diferente, a todo aquello que se enfrenta y cuestiona la norma establecida. Despertar nuestra Serpiente Interior, es un acto de valentía que nos permite descubrir nuestra parte más instintiva, animal y oculta, para abrirnos a un mayor entendimiento de nuestra propia existencia. 

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