La muerte como derecho

Nos empeñamos en estirar la vida convirtiéndola en un muelle que pierde su elasticidad, como buscando un guinness al más longevo.


Es igual que ya no recuerdes ni tu nombre. Es igual que todos tus deseos hayan quedado reducidos a un hilo de baba que recorre el corto camino de tus labios mudos al lamparón del cuello de tu camisa y que tus ojos miren a ninguna parte sin dejar de llorar no por emoción alguna sino de puro aburrimiento.


Aparcado en el sillón del "ahí te pudras" de la casa de alguna nuera desalmada  o frente al televisor en una sala de cualquier residencia de segunda abarrotada de más zombis que en "walking dead". El caso es vivir. Como si estar vivo fuese solo el acto reflejo de respirar, o de hacérselo encima.


Tarde o temprano, la vida pierde el sentido. A veces por el deterioro físico y mental y a veces porque uno se gasta los últimos cartuchos pendiente del otro y cuando éste se va, ya no queda nada. Un cuerpo  que perdió cinco tallas en el camino, encorvado, huesudo y con los labios agrietados y resecos de tanto rezar en el ultimo ingreso en el hospital. Una mirada triste. Un hueco en el alma y un final que no termina de llegar.

Y al final  llega la despedida. Una despedida que por no ser no es ni triste. A los viejos se les despide como de tapadillo como si se les acusase de haber vivido un tiempo robado. Algún quinto superviviente esperando su turno, sus últimos familiares, algún vecino cumplidor y poco más.

El "hit parade" de los entierros de mi infancia: esa canción tremenda que sonaba, en mis recuerdos al menos, como un verdadero órdago  a la muerte se queda ahora en un tímido envite  que huele a farol desde lejos en las gargantas de un coro de naúfragos de esta tempestad que es la vida.

despidamos al hermano from Jose on Vimeo.


Y como España ya ha dejado de ser la reserva espiritual de occidente y manufactura de clero para todo el orbe conocido, el oficiante tiene cierto acento extranjero y hasta un pelín gangoso y si además de ser un cadaver viejo y muerto en plena champion, tienes un nombre con "R" corres el riesgo de que tu entierro se convierta en un trailer de la vida de Brian  y a pasar pagina rapidito que hoy hay partido.

Yo lo que quiero es morir empalmado. Haciéndole un requiebro a esa muerte ineludible, sacándole la lengua o haciéndole un calvo, pero al menos eligiendo el momento. Quiero irme con todos mis amigos presentes. (Todos no. Eso es ya imposible) entonando el hasta pronto como si de una noche de borrachera se tratase

Quiero ejercer mi derecho a morir cuando yo quiera y como yo quiera no porque no me guste mi vida sino porque quiero que me guste mi muerte. Como una de esas grandes Divas que se retiran entre aplausos sabiendo que se van cuando ellas quieren y a tiempo antes de que nadie las eche del escenario.

Comentarios

  1. Como me gusta Jose! Me he emocionado en cada parrafo. Gracias por expresar tan bien lo que siento. Un beso.

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