Una de paella

Este fin de semana tocaba un tres en uno: Reencuentro con un viejo amigo (Cosco, tenemos que hacerlo más a menudo), escapada al delta y paella. Viejos recuerdos, sestear retumbados en la playa y bañarse sin cumplir con el tiempo reglamentario que mandaban los cánones no escritos del baño saludable de las madres, sin otras pretensión que ver pasar el tiempo al ritmo lento de las olas, casi ausentes, de ese mar tranquilo y perezoso del delta. - Papaco, ¿Por qué aquí el mar no es tan claro como en Grecia? (La amiga de mi peque le ha mandado unas fotos de vacaciones en un crucero por el Egeo con unas aguas cristalinas como de piscina clorada) - Hija, Porque aquí cagamos más y con peor mala leche. Y es que este país, es un país colorido y sabrosote, como una paella con sus mejillones en peineta y sus rojos escamarlans. Pero un país con muy mala leche, como si el socarrat dejara de ser lo mejor de la paella para decirte a la cara - ¡Macho!, tú dirás l...