Mar de dolor

De nada sirve sembrar las fronteras de alambradas, ni levantar muros tan altos que acaricien las nubes porque una y otra vez, se impondrá lo inevitable y la necesidad de “los otros” de huir de miserias y muerte, encontrará la forma de saltar todas las barreras, como la marea que se lleva por delante la muralla de arena que protege el castillo del niño en la playa , (la imagen no es mía). No está mal preguntarse el porqué miles de personas se la juegan, a cambio de todo lo que tienen, y se lanzan al mar aferrados a una balsa imposible, en un viaje sin retorno con la esperanza idealizada y mitificada de una Europa hospitalaria y rica como único equipaje. La respuesta será la misma con pocas variaciones: Atrás dejan sus países surgidos de la descolonización, trazados a escuadra y cartabón, sin tener en cuenta ni etnias ni culturas diferentes, que no han conseguido consolidarse como naciones ni crear las condiciones para una vida digna; porque tras ese colonialismo “físic...