Un fantasma en Acín

Acín de Garcipollera es un pueblo muerto en un valle muerto. Doblemente muerto, abandonado y dejado a su destino como otros muchos pueblos que perdieron el alma primero por un pantano y luego convertidos en ruinas a golpe de dejadez. Pasear por lo que queda de sus calles entre escombros y maleza es como penetrar en uno de esos relatos de Bécquer plagados de ruinas e invita a inventar historias y fantasmas que pueblen el decorado vacío. Hay un no sé qué en la contemplación de un pueblo en ruinas que me recuerda la esperpéntica mueca de esos restos humanos momificados que parecen reírse de todo, hasta de su propio destino. Como todos los pueblos del Valle de la Garcipollera, Acín tiene una historia triste, los pocos vecinos que habían quedado tras la migración de muchos de ellos en busca de una vida mejor en Francia, Jaca, Zaragoza o Barcelona lo abandonan al ser expropiados de sus propiedades en los años 60 con motivo de las obras del e...