Negro presentimiento
Hace ahora dos años, un día de primavera de 2019, tras la manifestación en Madrid por la España vaciada, tras las canciones y los slogan y la alegría de una esperanza ilusionante, escribía sobre el mal presentimiento de aquella pancarta solitaria y olvidada junto a una papelera en la boca del metro. Hoy, ese presentimiento corre como una sombra sobre los muros de las casas cerradas y campos abandonados susurrando a las vías por donde ya no pasa ningún tren, que la noche larga del olvido está llegando. Se cierran unos servicios o no acaban de llegar otros, se cierran oficinas bancarias, se cierra el único bar del pueblo y seguimos sin proyectos, sin ideas mientras ese territorio vaciado, que no vacío, que agoniza en silencio con los dientes apretados, vuelve a ser terreno abonado a la especulación y a las grandes oportunidades de los de siempre. Los mismos señores, dueños de todo y a los que nunca les afecta nada, que disfrazados ahora con la máscara del desarrollo verd...