2017- Con mis mejores deseos

Un dorondón ye una boira tan frida que produce rosada. Si o dorondon dura unas quantas semanas as rametas d'os arbols pueden cubrirsen d'un cilindro de más d'un centimetro de grosor Son freqüents en os meses d'aviento y chinero en as riberas d'a Val de l'Ebro y en atras partz d'o mundo como as boiras de Yakutsk (Siberia) y Alaska.

(Esa relación entre Zaragoza Siberia y Alaska yo hace tiempo que  la sospechaba)


Empiezo 2.017 con esta palabra aprendida en año nuevo. Imagino que muchos ya la conoceréis. Es una de esas palabras semi olvidadas que uno imagina en boca de niños de pantalones raídos y punteras desgastadas, con la nariz y las orejas coloradas por el frío y la marca de una pedrada en la frente. O en la boca del abuelo delgado como un silbido con boina y gayata. Yo nunca la escuché a pesar de mis sempiternos zapatos marca gorila mis pantalones heredados, mi nariz congelada y mi abuelo de negra pana rigurosa. En  mi pueblo se usa cencellada que también es una palabra preciosa.

Dorondón tiene algo de ingenuo, de palabra mágica de cuento. Una de esas palabras que igual sirve para poner en funcionamiento la escoba voladora de una bruja, llamar a la reina de las hadas del bosque o para cantar un villancico con zambomba y pandereta.

Ojala fuera así, una palabra capaz de invocar  un rabo de nube como el de Silvio: Un barredor de tristezas, que se llevara lo feo y nos dejara lo bueno. Cerrar los ojos y muy serios como Harry Potter en Hogwarts pronunciar esta palabra: DON-DO-RON-DON y al abrirlos encontrar que todos nuestros miedos se han convertido en cristalitos de hielo que se derretirán al salir el sol. Porque cuando se disipe la niebla saldrá el sol. Tarde o temprano saldrá el sol.


Yo por si acaso ya he cambiado mi palabra clave de acceso en el curro para no olvidarme de pronunciarla todos los días y ya sabéis. Si mañana o pasado o cualquier día sentís que el sol os sonríe, que sepáis que al menos en parte es gracias a mi y a mi palabra mágica DONDORONDON. ¡Feliz año!.

(perdón por este ataque de caspa navideña. Debe ser efecto de los polvorones).

Comentarios

  1. Es curioso e interesante tu entrada, pero a la vez emotiva. Me recuerda a mi infancia cuando el sol apenas nos regalaba una sonrisa. Aquí casi nunca se esconde y siempre nos hace sentir bien. Hay que ser optimista,pronto os sorprendera y empezareis a sonreír. Feliz comienzo, nos espera un año de mucha experiencia.

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  2. Jajaja... divertido el artículo y poético también, Garde.
    Esa conexión Siberia-Alaska-Zaragoza me suena: la gente recia que habitamos en este valle del Ebro (que no de lágrimas, porque también cristalizarían y nos arañarían la cara) somos capaces de resistir cualquier tipo de clima/inclemencia meterológica...
    La frase que cierra el artículo ... de antología

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