Yo maldigo
Ahmed ha conseguido un permiso de residencia en Alemania después de una década desde que tuvo que abandonar Siria tras un bombardeo que le dejó a él y su familia con una maleta donde cabían todas sus pertenencias y el recuerdo imborrable para siempre de los cadáveres destrozados de sus dos hermanos. Tras su paso por un campo de refugiados en el Líbano, realizó una travesía por mar, para llegar a Grecia, junto a su padre, arriesgando sus vidas en una odisea digna de Ulises y allí emprendió su lucha con las administraciones y la burocracia en una larga espera de años hasta conseguir su proceso de registro y una resolución favorable a su petición de asilo. Otros muchos, no han corrido la misma suerte, como su vecina y amiga Fátima que sigue atrapada en un limbo de pobreza, en una precaria tienda de campaña y sin ningún futuro a la vista. Para otros amigos y familiares que decidieron no marcharse en un primer momento no ha ido mucho mejor y s...